En una sobremesa helada de febrero me aventuré a visionar uno de los grandes clásicos del neorealismo italiano dirigido por el director italiano Vittorio de Sica.
Rodada en Roma en 1948, se pueden apreciar en las imagenes, las devastadoras secuelas de la 2 Guerra mundial, ruinas, paro, injusticias sociales...rodada en un magnífico blanco y negro sin artificios, protagonizada por actores semiprofesionales da como resultado un documento casi histórico.
Una história tierna, dura que no deja indiferente, donde podemos observar que con el paso de los años, tan solo canvian los decorados, no las situaciones.
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