Walter Benjamin (Berlín, 15 de julio de 1892 – Portbou, 27 de septiembre de 1940) fue un filósofo y crítico literario marxista y filósofo judeo-alemán.
Colaborador estrecho de la Escuela de Frankfurt —a la que sin embargo nunca estuvo directamente asociado— adaptó su temprana vocación por el misticismo al materialismo histórico, al que se volcó en sus últimos años, aportando un sesgo único en la filosofía marxista. Como erudito literario, se caracterizó por sus traducciones de Marcel Proust y Charles Baudelaire; su ensayo La labor del traductor es uno de los textos teóricos más célebres y respetados sobre la actividad literaria de la traducción.
Benjamin mantuvo una extensa correspondencia con Theodor Adorno y Bertolt Brecht y ocasionalmente recibió financiación de la Escuela de Frankfurt bajo la dirección de Adorno y Max Horkheimer. Las influencias competitivas del marxismo de Brecht (en menor medida la teoría crítica de Adorno) y el misticismo judío de su amigo Gershom Scholem fueron centrales en el trabajo de Benjamin, aunque nunca logró resolver sus diferencias completamente. Las Tesis sobre la filosofía de la Historia, uno de los últimos textos de Benjamin, fue lo más cercano a tal síntesis, y junto con el ensayo La obra de arte en la era de su reproducción técnica y Para una crítica de la violencia están entre sus textos más leídos.
Para algunos comentaristas Benjamin se suicidó en la población española de Portbou en la frontera hispano-francesa, mientras intentaba escapar de los nazis,al creer que el paso de su grupo a través de la frontera le sería negado. Posiblemente debido al suicidio de Benjamin, al resto del grupo le fue permitido cruzar la frontera al día siguiente. Adorno le estaba esperando en Nueva York.
Fue un hijo de la burguesía más acomodada de Alemania. Él mismo, en sus reflexiones, recuerda con ternura los cuentos que le contaba su madre, los cuales le sirvieron como base para una de sus teorías: «el poder de la narración y de la palabra sobre el cuerpo». Reflexionó sobre la relación que los cuentos establecían entre la tradición y la actualidad.
Se adhirió al ala más radical de la juventud, era partidario de la revolución cultural de Alemania, pero rechazó la enseñanza universitaria. Se acercó a Kant (idealista), y a Hegel (Dialéctica). En 1912, se dio cuenta de que era judío porque se sintió marginado y rechazado en la universidad, pero a pesar de ello, Schlohem le invitó a meditar el movimiento sionista, aunque él lo rechazó. A partir de este momento, el mesianismo le persiguió. En 1914 se presentó voluntario para ir a la guerra, pero dio marcha atrás porque dos amigos suyos se suicidaron. En sus años universitarios tuvo el valor de impugnar el origen teórico del formalismo (Wölffin). Escribió sobre su preocupación por el lenguaje como pieza clave de la vida. «El hombre se comunica en el lenguaje, no por el lenguaje».
Inició una relación con Dora Pollack y tuvieron un hijo. Buscó un tema para su tesis, que lo encontró en la filosofía de Kant y Platón. Como resultado de sus estudios enunció el concepto de crítica de arte en el romanticismo alemán. Además intentó fundar una revista pero fracasó. En este periodo también escribió un texto en el que analizaba el concepto de «mito», e inició una relación con Asja Lacis.
Quiso entrar como profesor en la universidad pero lo rechazaron por ser judío. Escribió El origen del drama barroco alemán, donde trabajó el concepto de «alegoría»; con él, deja en evidencia su concepción mesiánica de la vida.
En esta etapa abrazó literalmente el materialismo y apartó todo lo demás y aquí afirmó su posición ante las tendencias del momento: jamás militaría ni en el sionismo, ni en el comunismo ni en el fascismo. Para él el verdadero mal es la naturaleza, la salvación de la humanidad está ligada a la salvación de la naturaleza. Quedó fascinado con las obras de Proust y Baudelaire; para él eran observadores natos de la vida. En 1926 murió su padre y se fue a Moscú, donde escribió un diario y confirmó su teoría sobre las tendencias políticas, lo cual provocó que se aislara por completo. En el 29 rompió su relación con Asja y un año después murió su madre: se vio obligado a hipotecar su herencia para pagar las exigencias de su mujer. Fue una etapa difícil pero su romanticismo le hizo pensar que era el inicio de una nueva vida.
Benjamin criticó sin piedad a Hitler, a la teoría fascista y también a la izquierda. Intentó conciliar el marxismo y el judaísmo. En el 30 consiguió reunir su biblioteca y en 1931 experimentó con el hachís, incluso escribió un libro sobre él y sobre un club del siglo XIX en el que se reunía para consumirlo. Intentó suicidarse. Se fue a Ibiza y escribió muchos cuentos, también escribió a Schlohem sobre una fatiga infinita que le invadía.
Ya no volvió nunca más a Berlín, ya que el fascismo se lo impedía. Tuvo la necesidad de vincularse a algo para que lo mantuviera, así que buscó la complicidad de Adorno y Horckheimer. Este último le acusó de no ser un buen materialista. Walter malvivía con lo que cobraba de esta escuela, por lo que decidió no salir de casa y se aisló social y físicamente. Se vinculó al círculo de Georges Bataille, pero como no tenían dinero, no le convenía.
Los paisajes parisinos son una nueva teorización de la historia moderna. Las condiciones de su existencia empeoraban cada vez más. Estaba muy enfermo y en su último texto expresó su esperanza más escatológica: «ha desaparecido toda desesperación; el pensamiento religioso y político» se funden en uno solo. Walter Benjamin murió el 26 ó 27 de septiembre de 1940 en Portbou (España) después de que el grupo de refugiados judíos que integraba fuera interceptado por la policía franquista. Diversas fuentes han atribuido su muerte a un suicidio ante la situación desesperada en la que se encontraba. Benjamin pensaba que les negarían el paso a través de la frontera. Al resto del grupo le fue permitido cruzar la frontera al día siguiente (posiblemente consecuencia del suicidio de Benjamin). Un artículo de Stuart Jeffries titulado «Did Stalin Killers liquidate Walter Benjamin» (The Observer, 8 de julio de 2003) afirma que Benjamin fue asesinado por agentes secretos estalinistas
Obra:
Ursprung des deutschen Trauerspiels (El origen del drama barroco alemán, 1928)
Einbahnstraße (Calle de sentido único, 1928)
Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit (La obra de arte en la era de su reproducibilidad técnica, 1936)
Berliner Kindheit um neunzehnhundert (Sobre la infancia en Berlín en 1900, 1950, publicada póstumamente)
Geschichtsphilosophische Thesen (Tesis sobre la filosofía de la Historia 1959, publicada póstumamente)
La tarea del traductor (traducción de Carlos Marzán Trujillo, Marcos Hernández Jorge, incluido en Laguna: Revista de filosofía,
“Perderse en la ciudad como per-derse en un bosque.” Las ciudades también son lugares inventados por la voluntad y el deseo, por la escritura, por la multitud desconocida. En ellas el Angelus Novus extiende sus alas y sobre un plano señala el umbral del laberinto. ~
"Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus novus. En él está representado un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que mira atónitamente. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, abierta su boca, las alas tendidas. El ángel de la historia ha de tener ese aspecto. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. En lo que a nosotros nos aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una sola catástrofe, que incesantemente apila ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. Bien quisiera demorarse, despertar a los muertos y volver a juntar lo destrozado. Pero una tempestad sopla desde el Paraíso, que se ha enredado en sus alas y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al que vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Esta tempestad es lo que llamamos progreso"
Escuchar: Gail LAughton-Greece 300
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