domingo, 17 de febrero de 2013
Escritura Automática 90
Empecé a subir los escalones con dificultad. Mi aparato locomotor estaba mermado.Mi energía estaba casi agotada.Los escalones eran mas altos de lo normal, y la punta de mis zapatos chocaba contra el borde, haciendome atrabancar en cada pasito que daba. Entresuelo, principal, primer piso, ascensor averiado, siempre averiado, con el cartel revelador de cartón, colgado con tiras de cinta adesiva,con comentarios añadidos por los vecinos inconformistas del bloque, cosas así como " mierda de ascensor", " cuando funcione estaré muerto". Mi lengua casi llegaba al suelo. Empecé a sudar, preocupantemente, decidí hacer una pausa en el rellano, y empecé a escuchar.....
Vocecitas chirriantes, sonidos de chicles mascados, quizá de fresa o clorofila, odiaba ese sonido, no lo soporto, me pone de los nervios, joder, callaos de una puta vez, tragaos los chicles, si no me calmaba acabaría gritando de verdad y podría liar una buena, con la policía quizás, y me expulsarían a patadas del bloque..... no, tenía que aguantar y seguir subiendo.
Tal vez al calmarme, pude entender algunas palabras aisladas entre los chasqueos de saliva, y sus tonos y risas tintineantes, "super" "que cuelgue tia" esta noche rompemossss", esas conversaciones vacías me pusieron en guardia, y descifré lo suficiente como para averiguar que habían estado en el piso de mi contacto. Perfecto, porque no sabia muy bien si me faltaban 3 o 4 pisos para llegar, tan solo tenia su nombre: Melián.
Cuando irrumpí torpemente en el rellano donde se pararon aquellos estúpidos niñatos, cabe decir que mi aspecto de fracasado - perdedor intimidaba un poco, y mi poca higiene corporal, hacía, que en conjunto, contemplarme sugiriera, de buenas a primeras, problemas. el coro de jovencitos, que iban a la moda de soy peligroso pero con cuenta corriente, se giraron y callaron sus vocecitas, agradecí que algún chicle callera de sus bocas , por el momento, inamovibles.
Pregunté por Melian, y una de las chicas, una pelirroja de cara insolente y viciosa, se rió, tapando su boca enorme con tres dedos y cerrando sus ojos azules vulgares a la vez que reía.
El " cabecilla" del grupito, en un afán de demostrar que los extraños con pinta decadente y malolientes no le asustaban, me miró decidido y empleo una voz grave muy estudiada para decirme: " si tio, tienes que subir 4 pisos, y es la puerta 3, al fondo del piso, es una putada que el ascensor no funcione eh......" cuando oí la palabra puerta 3 ya me había girado y estaba subiendo torpemente los escalones.... tardaron un minuto en volver a mascar chicle y vociferar de nuevo, la verdad no se que coño estaban haciendo en la planta 1 pero no me importaba lo mas mínimo.
Malditas escaleras. Mientras subía murmuraba cabreado, la posibilidad de que me hubieran engañado. Movía la cabeza, " no creo" cuando todos vamos a lo mismo se crea una especie de aureola de entendimiento, una especie de código de honor. Bueno, al menos eso era antes.
El bloque era de esos que le da el sol todo el día, mis zapatos seguían rozando con el borde de los escalones, el hormigón caliente, actuaba como un horno implacable. Me apollé en una de las paredes y oí como bajaban unos pasos enérgicos, llenos de vitalidad, todo lo contrario de los mios.A los pocos segundos apareció una bella señorita, enconjuntada a modo sport, su cara feliz cambió d erepente al cruzarse conmigo. Yo aguante el porte, me erguí automaticamente, sonreí con naturalidad y eso activó la alerta en la bella señorita, que veía en mi maloliente ser, una amenaza psicópata , otro colgado mas que sube al piso 8..... me esquivó magistralmente, y no hizo ni puñetero caso, a mi sonrisa natural, ni a mi porte erguido, ni a mi buenos días, que finalmente se quedaron a la mitad. Eso si, giré mi cabeza y vi su culo atlético desaparecer en el hueco de las escaleras.
El sudor frío me inundaba la cara.Era extraño que a mediados del mes de julio, me encontrara agotado en medio de un bloque de hormigón, acalorado y a la vez pasando frío y temblando.La cosa cambiaba cada dos o tres minutos. Pasaba de la insolación a al hipotermia. Pasaba del crujido de los huesos, a la insoportable marea de sudor que regalimaba por la espalda y sobacos, y posteriormente ese mismo sudor, se convertía en nieve derretida y fria.Pase mi mano por los hombros y jure que cayó algo de escarcha, me estaba empezando a agarrotar. No lo esperaba tan temprano. Mierda.Mis piernas temblaban y me costaba mantener la postura de bípedo evolucionado. Tendría que rebajarme pronto, a la forma cuadrupeda y cómoda de un reptil.
Casi a rastras llegué a la puerta 3 del piso 8, del horno de hormigón . Llamé al timbre, esperé cerca de un minuto, que se me hizo largo, y se me cruzaron pensamientos tales como " y si ahora no hay nadie que?" he subido esta puta montaña de mierda para nada?" y ahora como nos quitamos el mono?", se abrió la puerta con un gruñido sordo y el tal Melián, me invitó a entrar con una hospitalidad automática, sin dejar de analizar mi persona como un amigo o como una amenaza, tenia una especie de alerta guardada en uno de los bolsillos de sus bermudas coloridos, normal, supongo, si trataba con escoria habitualmente.
Me invitó a una coca cola, y en seguida atendió mi pedido, mientras esperaba en un sofá cómodo , gigantesco, en el que me hundía por momentos. La decoración de aquel lugar era mínima, nada en las paredes, las cuales estaban impolutamente blancas, no habían muebles a excepción de aquel sofá., la casa olía bien, no se oía música de ningún tipo, solo el ronroneo esporádico de una nevera.
Apareció Melían con una bolsita, " esto es el pedido" y esto es para ahora... un regalo para que te pongas bien.
Melián era sin duda, un gran anfitrión, me preparé el pico a una velocidad inusitada, apreté fuertemente las gomas, hasta que mis venas saludaron, con su cara azulada, y me pidieron un beso, y yo se lo di, y mis ojos cayeron, y mi baba cayó, y caía sin moverme un milímetro, los hormigueos disfrazados de placer.....
Ese sofá estaba diseñado para yonkis heroinómanos, nunca había estado sentado en un sitio tan confortable.
Cerca de mediatarde me despedí de Melián, íbamos a vernos a menudo, no fiaba, no aguantaba dramas, tu se lo ponías fácil, él era amable, lo cabreabas, te rompía la cara, me pareció justo, aunque nunca se sabe con esto del mono como iban a ir las cosas.
Bajé las escaleras gracilmente, como a saltitos, sin tropezar, ni siquiera tenía calor, la luz de la tarde no era tan agresiva, lo ideal hubiera sido darme una ducha, pero ya sería el colmo ducharse en casa de tu camello.
Al cabo de poco rato, volví a escuchar las vocecitas chillonas, cada vez más definidas, cada vez mas inaguantables, aun así , ya no tenía motivos para enfadarme tanto, pasé en medio de ellos los saludé, la chica pelirroja parecía seguir riendo, me miro y volvió a taparse la boca, la voz de macho dominante aprendida me dijo " eh , tio....", estaba por no hacer caso y seguir bajando, pero me giré para contestar.
Un bate de aluminio se encontró con mi cara, justo en medio, saltaron mas de tres dientes, y yo salí despedido contra la pared, luego, caí derretido como un helado olvidado.
"registremosle y vámonos de aquí"
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