domingo, 21 de abril de 2013

Escritura Automática 94



Me había picado algún  bicho, aunque en invierno no hay. Todos están muertos... Me rascaba impulsivamente , era molesto y constante, como el ambiente al que estaba expuesto: caras sonrientes con un gran sarcasmo
Parecían nerviosos, con sus sienes sudadas, las manos automatizadas, flexionando los dedos, balanceando los brazos, débilmente,  hacia los lados, sus sorrisas-bombilla iluminaban a las víctimas, las que por inocencia, no se percataban del juicio.
Las condenas a muerta, el inadvertido vuelo de los cuervos que se acomodan en los hombros de los derrotados y si, mi amor hay que arrastrarse para salir de aquí, comerte todo el azúcar que tan bien te sienta en tus labios bonitos....por favor, bájate las bragas, respira y recibeme

Se alejaron los cuervos por donde vinieron. Las bombillas fundidas, se rompieron en el suelo, en golpes secos de derrota. Sus bracitos dejaron de moverse.Un pequeño silencio invadió la estancia, como cuando para un estruendoso mecanismo, o la lavadora deja de funcionar.

Oler el ambiente, aunque sea en un sueño, me resulta placentero.Los olores y sonidos del ensueño evocador...
placentero hasta después del despertar

Escritura Automática 93


Me sntía solo, no sé, a veces, uno se desmorona, todo te afecta mas de la cuenta.... lo siento.
Desenfoqué la mente y empecé a poder actuar con "normalidad"
Oh muros preciados! todo es mas digerible desde aquí

Al llegar a casa, escupí en el espejo y lamí mi saliva en un acto de reconciliación, todas mis llamadas fueron contestadas con silencio digital. No conocía nada, ni un detalle. de su caida al vacio Mis heridas abiertas eran el espectáculo mas aburrido del mundo

Aproveche la inercia bucólica de un domingo soleado, los domingos eran como espadas de doble filo, o bien te sucumbían en la mierda, y a modo de arenas movedizas te ibas hundiendo poco a poco en un espesa melancolía o bien, se convertian en ensayos revolucionarios, en representaciones paganas, en desfiles espartanos surgidos de la nada.
Me comí unas aceitunas, sin prisa, saboreándolas, extraiendo el relleno de anchoa por el agujero, pensando en coños, acariciado por el sol reconfortante de noviembre, daba sorbos a mi vermut, con el tiempo detenido, a punta de pistola, transformando a las personas en figuras geométricas, monocordes, perfectas, sin vida.
Decidí convertir mi domingo en un día mágico e inolvidable, me desnudé en el rompeolas y me sumergí