sábado, 24 de noviembre de 2012

Escritura Automática 85


Estaba sentado en una bola de granito, las vacas no paraban de pastar sin cesar, una mosca verde esquivaba los latigazos de la cola del animal , mientras intentaba alimentarse de excrementos pegados en su ano.
Reconsideré mi postura mientras disfrutaba del olor a hierba.

Mentiría si te dijera que no, colgué el teléfono y me quedé estático durante unos minutos que rozaron la estúpidez.
Me entró un hambre expontánea, casi caprichosa, cogí un folleto de la pizzería de la esquina, enganchado con un imán con forma de pimiento rojo, en la puerta de la nevera.Pedí la pizza con mas ingredientes, agotando todos los extras de queso, de carne, de glotoneria...."ponedmelo todo" repetí varias veces por teléfono..
La entrega la hizo un chino, con un chandal Adidas desgastado, su cara repleta de acné impidió que le diera propina.

Salí de la ciudad para desintoxicarme, pero la realidad era otra.De la misma forma en que la mosca se alimenta de mierda, yo me alimentaba de la misma mierda pero con varios procesos extra de toxicidad y putrefacción. Soy un ser eternamente intoxicado, mi felicidad no existiría sin esos excrementos.

Me despertaba ultimamente abrazado a un cojín, pero nunca recordaba ala mujer con la que soñaba. Al volver a la realidad, sonreia y poco despues suspiraba al beber mi café con leche.Luego en la calle, intentaba sin éxito, reencarnar ese estúpido cojín.
Aparté con molestia, de mi hombro, una enorme mosca verdosa, que parecía que cada mañana me esperaba al salir de casa.

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