domingo, 13 de enero de 2013
Escritura Automática 88
Hacía tiempo que, a modo secreto a voces, esperaba con retenida ilusión una fecha con numeración significativa. Me explico, un día decidí que el número 11 era mi número. Extrañas coincidencias me condujeron a él, hasta pensar en que se trataba de una señal.
La dicha fecha era 11/11/11. Y cuando pasó, casi ni me acordé.
Tachaba los días en un calendario con un rotulador gordo. No sabía realmente porque, pero lo hacía. En el mismo momento en que me levantaba de la cama. Seguramente se trataba de la satisfacción de matar el pasado. Estrangulado por la mano fría y carnosa de un silencio cotidiano, desvanecía en el sofá, arropado por vodka polaco y cartas de remitentes desconocidos. Siento nostalgia de la fina piel de una mujer..
La televisión iluminaba mi cara con luces blancas intermitentes de un film noir, saborear labios carnosos de madrugadas interminables,,,,, Brigitte Bardott siguió bailando pese a las bofetadas. quizá no fuera una rubia tan tonta.
La mecánica masturbación sin estimulación aparente, se convirtió en un acto vulgar, sin pasión ni lujuria, como abrir un grifo para lavarse las manos.Ni tan solo sentía aquel escalofrío que nos recorre la columna y explota como un coche sin frenos en nuestro cerebro sobre estimulado.Solo una leve satisfacción, un pequeño segundo sin oxigeno
Mis ojos se humedecieron con el peso letal de una frustación adquirida a dosis de soledad involuntaria. Mi teléfono parecía mas un cuadro expuesto o una escultura vanguardista en una exposición de arte decadente, no recordaba la última vez que sonó.
Al día siguiente cuando salí a la calle, me paré delante del escaparate de una charcutería, me llamó la atención la variedad de productos expuestos, amontonados, relucientes, apetitosos....
Dentro me atendieron una pareja de viejos supervivientes, arrugados como pasas, con un halo de energía, me regalaron una sincera sonrisa y un cordial recibimiento fruto de mas de 40 años de experiencia.
Me interesé por un queso en aceite que estaba sumergido en una gran hurna impoluta. Halagaron la calidad del producto, el matrimonio superviviente parecía un extraño ser bicéfalo, ya que los comentarios de uno eran complementados por las observaciones del otro, y actuaban juntos como pegados por el costado, por un momento vi un ser de cuatro brazos que envolvía mi capricho en forma de queso, agradecí su atención, y devolví sus cordiales sonrisas con una de mis sonrisas no naturales pero convincentes.
En casa me dí cuenta que, tenía que comprar un queso en aceite para poder hablar 5 minutos con alguien.
Corté el queso y lo probé , lo corte en dados y lo acompañe con un trozo de pan. Empecé a hablar solo, un soliloquio simple y costumbrista. Cerré el frasco y puse el queso en el refrigerador.
Mi cara en el espejo del lavabo se detuvo en seco, a veces me quedaba horas mirando el reflejo, casi sin enfocarlo, para que pareciera algo irreal, el reflejo de otro quizá, una imagen translúcida, casi espectral. Luego me lavaba la cara con agua fría para borrar todas la impresiones que había retenido.
En la cama me quedaba totalmente quieto y en silencio, esperaba el sueño impaciente, pero siempre tardaba , mis pensamientos se ramificaban, formaban tejidos, órbitas, galaxias adyacentes, cubrían todos los planos posibles , espiralmente agotadores, alfa et omega, silence, ne touchez pas votre sexe......
tragaba saliva, ton vie c'est minuscule, el exagerado silencio me permitía oír todas los televisores del bloque, alguna nevera oxidada, conversaciones llenas de gritos y la radio de la vecina manca del edificio de enfrente, que escuchaba con su perro negro y su cacatúa azul los programas de ópera de las 12 de la noche. Estiraba mis piernas y esperaba el cansancio mental, un poco de cal obstruyente en mi lavadora neuronal. Si .Ne touchez pas votre sexe, ne touchez pas, ne touchez, ne....
Si una polaroid me regalara una foto de mi cara cuando suena el despertador, seguramente no la perdonaría en toda mi vida. La insoportable melodía, que seleccioné yo mismo, para abandonar mi cama con mas facilidad, era como una primera puñalada, la que te atraviesa el vientre, y te deja sollozando, como en una dimensión aun apartada de la realidad, y quieres desfallecer, pero cuando estas a punto de morir, vuelve a sonar y te clava la segunda puñalada, en los riñones, y golpeas fuertemente el despertador, sangrando por el costado, ya incorporado , sentado, con las puntas de los pies tocando el frío suelo.
Finalmente me incorporo, camino lentamente, palpando con las manos, no soporto el golpe de luz a las seis de la mañana, cojo el rotulador, sigo avanzando, me paro ante el calendario, y una equis empezada desde la izquierda hacia abajo vuelve a subir desde la izquierda hacia arriba. No, el número 11 ya no significa nada.
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Me hace recordar cada amanecer dentro del coche los dos últimos años que trabajé. Aparcaba cada mañana en la misma calle sobre las siete de la mañana y siempre enfrente de una pintada en la pared que decía: MIEDO. Así durante dos años.
ResponderEliminarSi las rutinas son terrorificamente seguras
ResponderEliminarEcho de menos las animaciones, hace tiempo que no pones ninguna.
ResponderEliminargentileza de photobucket, el limite maximo de capacidad por subida ha pasado de 20 mb a 5 mb, tengo centenares echas pero no puedo subirlas a menos que reduzca drásticamente la calidad
Eliminartoma ya!!!!!
ResponderEliminarsempre pensant en charcuteries, gordo
Eliminar1111 x 1111 = 1234321
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