Acariciaba la llama de una vela, igual que si acariciara el rostro de un cariñoso gato.El calor cercano al dolor me hacía sentir bien.Una marca de humo quedaba impresa en mis dedos. A lo lejos, tres monitores dispuestos verticalmente, ofrecían imágenes de dos chicas sometiendo a un “perro” sumiso vestido de latex.Una grande de metro ochenta, de constitución generosa, fumaba un cigarrillo y escupía sin piedad al can, mientras la segunda de complexión más volátil, reía e insultaba y reclamaba más luminosidad en sus botas largas de cuero.
Decidí colarme en una escuela pública en un día festivo, reinaba un pequeño desierto, un silencio caduco, las aulas totalmente vacías…Había una pizarra llena de ecuaciones aritméticas, borré todas las expresiones matemáticas y dibujé una escena pornográfica de lo más inmoral posible
Mi ojo bailaba en el reflejo de una taza de café, comprendí la sencillez de tus tiernas palabras, las cogí de tus labios como frutas de un árbol y las guardé en mi bolsillo.Que agradable sentir como te arropan los sentimientos en la fría noche, como delgadas sábanas transparentes.
Me cubrí con ellas, y anduve por la calle creyéndome invisible, Iba en pelotas, hacía frío la gente se apartaba indignada, yo seguía sintiéndome terriblemente invisible.
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Sentimientos que te arropan, que agradable entibiarse así. Pero de ahí a creerse invisible, es paradójicamente como poner las manos al fuego.
ResponderEliminarYo también puedo rozar el dedo en la llama de una vela, así que no te creas :P
:*
Es que una vez arropado con esos sentimientos te importa tan poco todo lo demas que te vuelves invisible
ResponderEliminarNo me creo que puedas acariciar velas con los dedos, asi que te reto :P