Recoloqué
de nuevo las piezas de encima de la mesa. Cada vez que pasaba por delante, me
sometía a un instintivo movimiento, que hacia cambiar la forma de esa
estructura simple.
Una mezcla
de obsesión y placer.Dos de las cosas mas importantes de mi vida.
Nunca
antes había dado importancia a atarme los cordones en el mismo instante en que
se desataban, hasta esa misma tarde, en la que tropecé torpemente y salí
proyectado hacia delante, aterrizando encima de un vagabundo pedigüeño, al
cual, dejé sin sentido, apoderándome de su papel durante unos instantes.
Me
atreveria a decir, que durante ese corto espacio de tiempo, recaudé mas dinero
que él en toda la mañana. Cuando recobró el sentido, lo abracé y le enseñé el
sombrero lleno de dinero, me regaló una sonrisa negra, y me ofreció un trago de
vino barato, el cual rehusé amablemente, abandonando la esquina con un buen
golpe en la cara.
Después el
instinto me condujo lejos de allí. Recuperada la consciencia, contemplaba las
palomas comiendo migajas de bocadillo de forma obsesiva, mi condición de
supervivencia no es muy distinta a la suya.
Sin duda creativo: Exquisito el sendero que te conduce a la cálida supervivencia, y nos invita a adentrarnos en la obsesión y el placer.
ResponderEliminarGracias , me alegra que te guste
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