miércoles, 28 de abril de 2010
Escritura Automatica -17-
Existen escalas que miden las situaciones adversas, te sitúan en un lenguaje numérico, en un escalón u otro de la gran escalera que mide el equilibrio.
Vi una silueta inconcreta , reflejada en la pupila de tus ojos. Parecía la presencia de un malhumorado presagio.
Aquella tarde cometió el gran error de dejar su sombrero encima de la cama. Su gato salió disparado de debajo de la cama, rompiendo a su paso un espejo de mano.
Rotas las predicciones de éxito, decidí penetrar, profundamente, en ese mar de dudas.La certeza se convirtió en ironía.
Llovía hacia arriba, había que invertir los paraguas para no mojarse., una especie de llanto contrariado…ya no importaban todas esas preguntas sin responder, libre de dudas decidí brindar por la incomprensión.
Escuchar-Harry Partch-Scene 2: Exercises in Harmony and Counterpoint are Tried in a Court of Ancient Ritual
martes, 27 de abril de 2010
Duane Michals
Su formación fotográfica es autodidacta. En 1958 hace un viaje a Rusia y se propone retratar a todas las personas que se encuentra.Esta situación le crea problemas con el gobierno americano ya que existía tensión por la guerra fría. A partir de esta experiencia se dedica con intensidad a la fotografía.
Ha trabajado en diferentes campos de la fotografía comercial colaborando con prensa, revistas, como Esquire, Vogue, Mademoiselle, ... y en la edición del trabajo gráfico de algunos discos musicales. También ha recibido premios por su obra en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
Realizó su primera exposición en la Underground Gallery de Nueva York con los retratos realizados en su viaje a Rusia en 1963. Los retratos que ha ido realizando después han continuado esta tendencia de hacerlos en su propio ambiente y no utilizando el estudio fotográfico. Con los retratos realizados entre 1958 y 1988 ha realizado un libro llamado Album.En 1966 expuso en el George Eastman House de Rochester, Nueva York, con Lee Friedlander, Garry Winogrand, Bruce Davidson y Danny Lyon. En 1970 realiza una exposición en el MOMA de Nueva York. Desde estos años ha realizado bastante exposiciones en todo el mundo.
La parte más significativa de su obra son las secuenciaciones y la incorporación de textos como elementos visuales integrados. Así en la portada del disco Synchronicity de Police se puede observar esa utilización de la secuencia para cada uno de los músicos. En 1966 presenta sus primeras secuencias y poco después incorpora sus textos a sus fotografías, dotándolas de un nuevo contenido ideológico.
Una característica esencial de su obra es la redefinición del medio fotográfico como un medio artístico y no como un registro de la realidad, destacando el papel de las emociones y los sueños. Sus escenificaciones y sus textos añadidos le sitúan en el arte conceptual
Su obra fotográfica en España se dio a conocer a través de la revista Nueva Lente. Su primera exposición fue en una galería de arte privada en Madrid, España en 2001.
Sus obras fotográficas pueden encontrarse en las colecciones permanentes del Museo Metropolitano de Arte, el MOMA, el Museo J. Paul Getty, el Museo de Arte de Filadelfia, Moderna Museet, Estocolmo, Suecia; Museo Nacional de Arte Moderno de Kioto, Japón; National Gallery en Auckland, Australia; y el Museo de Israel en Jerusalén; ...
Kopernik-Theme for Grace
lunes, 26 de abril de 2010
Rodolfo Valentino
De pequeño, Valentino era un niño mimado y problemático. Mal estudiante, solía saltarse las clases siempre que podía, hasta que su madre le llevó a una escuela de agricultura donde consiguió un título.
En 1912, viajó a París donde tardó menos de un año en perder todo su dinero y llamar a su madre para ayudarlo a volver a Italia. De nuevo en Italia, era incapaz de encontrar un trabajo y sus tíos decidieron enviarlo a Estados Unidos para buscar suerte allí
Después de esto, Valentino decidió mudarse a Hollywood y se cambió el nombre de Rodolfo Gugliemi a Rodolfo Valentino, en parte para dejar atrás lo sucedido con la heredera chilena y en parte porque los estadounidenses no sabían pronunciar 'Gugliemi'.
Empezó a trabajar en varias películas donde solía dársele el papel de villano o gángster. Valentino era todo lo contrario que el actor 'de moda' por entonces, Douglas Fairbanks; pálido, de ojos azules y 'el típico hombre americano'. Esto le permitió jugar la baza de 'latin lover', un galán exótico completamente alejado del modelo de Fairbanks.
Finalmente, llamó la atención de la guionista June Mathis, que decidió que era perfecto para su próxima película, Los cuatro jinetes del apocalipsis, dirigida por Rex Ingram. La película fue un éxito y le valió a Valentino el apodo de 'piernas de tango'. Después vendrían The sheik/El caíd, su personaje más icónico, y años más tarde El hijo del caíd. Con la película Sangre y arena, junto a Lila Lee y Nita Naldi, Valentino se convirtió en la mayor estrella masculina de su tiempo. A pesar de todo, Valentino no estaba muy contento con su salario, y se embarcó en un tour de danza por los Estados Unidos junto a la bailarina Natacha Rambova. El tour fue un éxito y Valentino ganaba con él unos 7.000 dólares semanales. En ese mismo periodo, publicó un libro de poesía, From Day Dreams, y su biografía apareció en forma de serial en revistas de cine. También grabó un disco, llamado 'Valentino's Renditions', y retó a un periodista a un combate de boxeo por insinuar que era homosexual.
Su repentina muerte causó los suicidios de algunos admiradores.[cita requerida] Está enterrado en el Hollywood Forever Cemetery (antes Hollywood Memorial Park Cemetery), en Hollywood, California.
domingo, 25 de abril de 2010
Benoit Pioulard: Triggering Back
Mi cabeza es una habitacion mal ventilada
donde habita el humo de tus recuerdos
viernes, 23 de abril de 2010
jueves, 22 de abril de 2010
Radio Futura: La Estatua del Jardin Botánico
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación
Esperando un eclipseme quedaré
Persiguiendo un enigma al compás de las olas
Dibujando una elipseme quedaré
entre el sol y mi corazón
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas
Y he aprendido a esperar sin razón
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación
Esperando un eclipseme quedaré
Persiguiendo un enigma
al compás de las olas
Dibujando una elipseme quedaré
entre el sol y mi corazón
Escritura Automatica -16-
Coleccionaba viejos secadores de peluquería de los años 70, los distribuía por su piso espacioso donde los reciclaba como adaptaciones libres de mobiliario.
El rostro a contraluz de un resto de pelos depositados en un peine, dibujaban en la pared una forma irregular y precisa a la vez…era como el ciclo de las mareas del Índico, un columpio que se balancea sobre el azahar de las voluntades…con el pelo sobre su cara se atrevió a articular unas breves palabras:”llévame lejos de aquí!”
Un trineo con acabados austeros hacía recordar una niñez pobre, pero cálida familiarmente hablando.Que deprisa corre todo! No puede cesar nunca! Y pensé:con que facilidad cogería este tren con destino a ninguna parte!
Que parte de las mil que te componen es la auténtica?Ni tú misma eres capaz de decírmelo…
Esta vez mi botiquín de remedios situado en la barra del bar podrá calmar mi ansiedad.
Reconocido por el insomnio se fue desterrado a las tierras de actividad insólita.Un murmullo de voces hizo de banda sonora, un silencio interno lo dejó por fin en una paz momentánea y frágil.
Similar a un orgasmo de 24 horas o una delicatessen en el paladar, se escondió debajo de todas las chaquetas. El inclasificado, encontró la paz en un bote de perfume.
Escuchar: ZXYZKY-Kyomu
miércoles, 21 de abril de 2010
martes, 20 de abril de 2010
Sabine Weiss
Atraída desde muy joven por la fotografía, comenzó a hacer fotos a los doce años con un aparato que consiguió con el dinero de su paga. Su padre la apoyó en su afición y aprendió más tarde la técnica fotográfica, entre 1942 y 1945, al lado de un fotógrafo de estudio de Ginebra: Frédéric Boissonnas.
Obtuvo su diploma de fotografía y abrió su estudio personal antes de marcharse definitivamente a París en 1946. Se convirtió entonces, a los 22 años y por recomendación de un amigo, en la asistente del célebre fotógrafo de moda Willy Maywald; con él trabajó en unas condiciones inmejorables pero, al tiempo, entendió la importancia de la luz natural como fuente de emoción.
Trabajó entonces distintos estilos fotográficos: apasionada de la música, hizo retratos de las grandes figuras de la música (Ígor Stravinski, Benjamin Britten, Pablo Casals, Stan Getz…), pero también de la literatura y el arte en general (Francis Scott Fitzgerald, Fernand Léger, Pougny, Alberto Giacometti, Robert Rauschenberg, Jan Voss, Jean Dubuffet…); colaboró también en varias revistas y periodicos conocidos en América y Europa por su relevancia publicitaria e informativa (Vogue, Match, Life, Time, Town and Country, Holiday, Newsweek, etc.). Recorrió además el mundo como fotógrafa de prensa.
Desde 1950, está representada por la agencia Rapho, primera agencia de prensa francesa que es además administradora del trabajo de, entre otros, Robert Doisneau (que fue quien la propuso entrar en la agencia tras un encuentra en el despacho del director de Vogue), Willy Ronis, Édouard Boubat, etc.
Weiss se casó ese mismo año con el pintor estadounidense Hugh Weiss, a quien había conocido en un viaje a Italia tiempo antes, y entabló amistad con personalidades del medio artístico como Jean Cocteau, Maurice Utrillo, Georges Rouault y Jacques Henri Lartigue. Con este último, compartía el amor por la humanidad y el gusto por las visiones íntimas de la vida.
A pesar de sus éxitos y de la publicación de un monográfico titulado 100 photos de Sabine Weiss pour la liberté de la presse por RSF en 2007, Sabine Weiss es una personalidad discreta y poco conocida por el gran público.
Sabine Weiss es oficial en la Ordre des Arts et des Lettres desde 1999 (Chevalier en 1987).
Sabine Weiss, como el fotógrafo Bernard Plossu, ha rechazado el estatuto de artista; en su opinión, su función consiste más bien en dar testimonio que en crear. En este sentido, considera que una foto debe exponer una particularidad de la condición humana, incluso con la intención de denunciar las injusticias.
Weiss utiliza esencialmente el blanco y negro, y cuida con precisión el encuadre, la calidad de la luz, los ambientes, etc.
Ha explorado las calles de París, frecuentemente de noche, en busca de sujetos variados pero que expongan la apariencia humana en su universalidad: escenas de calle, soledades, niños, creencias, figuras humanas en la niebla, fugacidad de las emociones, etc. Los niños, los ancianos, las sonrisas de las estrellas, son habituales en su obra, todo ello relacionado por la característica común de la espontaneidad y la sencillez.
Anne Clark-Poem Without Words-1 (The Third Meeting)
lunes, 19 de abril de 2010
Alice Prin
Los estudiantes medievales de La Sorbona declamaban sus poemas en un cerro a campo abierto al que acabaron llamando Monte Parnaso. A principios del siglo XIX, el risco aún dominaba sobre huertas, barbechos y chabolas, pero algunos artistas necesitados de amplios espacios empezaban a convertir en estudios los graneros y casas de verano. De los 6.000 artistas residentes en París en 1870, uno de cada cuatro vivía en Montparnasse, en apenas medio kilómetro cuadrado, y allí empezaron a instalarse marchantes, galeristas, drogueros y academias de arte. Los lunes por la mañana había un auténtico mercado de modelos, familias enteras deambulaban por la rue de la Grande Chaumière con la esperanza de un contrato para posar en escenas pompier. Con el siglo XX llegaron los cafés, los bistrots y los night-clubs: La Closerie des Lilas, La Rotonde, Le Dôme, Le Boeuf sur le Toit, The Jockey o La Coupole balizaban la topografía de la bohemia.
En esos ámbitos Kiki cantaba letras atrevidas y contaba chascarrillos mordaces. Las galerías exponían sus dibujos y posaba a pecho descubierto para Man Ray y Calder, que venían de América; para Fujita, de Japón; para Modigliani, de Italia; para Pascin, de Bulgaria; para Kisling, de Polonia; para Soutine o Chagall, de Rusia. Cada uno de los artistas para los que posó captó una parte de su singularidad y gracias a tantas pinturas se convirtió en la musa de Montparnasse. Mientras en el Dôme, Trotsky despachaba su correspondencia de refugiado político, justo enfrente, Victor Libion convirtió La Rotonde en refugio tibio de artistas hambreados, refugiados políticos con extraños atuendos y modelos que fumaban como chimeneas. Kiki andaba por allí como Pedro por su casa, se sentía en familia.
Alice nació en 1901 en Châtillon-sur-Seine, un pueblo borgoñés. Su madre, Marie Prin, trabajaba de linotipista y su padre, Maxime Legros, era un comerciante de carbón de 19 años, un tipo pinturero que proclamaba la llegada de su mercancía con el bramido de un cuerno de caza. Los Legros impidieron la boda de su hijo con Marie, que se fue a trabajar a París, dejando a la criatura con la abuela materna. Mandaba cinco francos al mes para el mantenimiento de la niña, que creció con cinco primos, todos «hijos del amor». La abuela trabajó como lavandera y costurera para criar a la prole.
De Borgoña a París. A los 13 años, fue a París a reunirse con su madre. Allí encontró algo parecido a la felicidad: una irreverente manera de vivir y amores fugaces, como lo fueron los Felices veinte, la paz de Versalles y su juventud malversada en los espejismos del alcohol. Entró de aprendiza en un taller de encuadernación por 15 céntimos a la semana. Compraba ropa en el rastro, se ponía brillantina en el pelo y con pétalos de geranio incendiaba sus labios. Cuando su madre la sorprendió posando desnuda, la llamó «puta asquerosa» y la repudió. Tenía 17 años y estaba sola, en la calle y sin recursos. Vivió con un pintor que la animaba a hacer la calle; pero Kiki nunca llegó más lejos de enseñarle los pechos a un viejo por tres francos.
Cuando trabó amistad con los artistas de La Rotonde, encontró un ecosistema de pintores que eran entonces tan miserables como ella; pero que llegarían a ser inmortales con el tiempo. Pasaba hambre pero, como se divertía, se olvidaba del estómago. Solía comer en Chez Rosalie, la pequeña crémerie de una ex modelo italiana que atendía a crédito a los artistas o aceptaba en pago un dibujo en la pared.
El halo de misterio de Man Ray, recién llegado de Nueva York, sedujo a Kiki a primera vista. Posó para su cámara y, al día siguiente, cuando le mostró las fotos se quedó impresionada, luego se desvistió y se sentó a su lado en el borde la cama. Sus labios se encontraron y aquella tarde no hubo sesión fotográfica. Era 1921, era diciembre, el sol estaba anémico y hacía frío. Se fueron a vivir juntos. La relación que mantuvieron durante años dejó una estela de imágenes prodigiosas y queda resumida en una carta escrita por Kiki tres meses después de conocer a Man Ray: «Siento un dolor en el corazón al pensar que esta noche estarás solo en tu cama, te quiero demasiado, sería bueno que te amara menos porque no estás hecho para ser amado, eres demasiado tranquilo. A veces tengo que suplicarte por una caricia, por un poquito de amor… Pero tengo que aceptarte como eres, después de todo eres mi amante y te adoro; vas a hacerme morir de placer, de amor y de pena. Te muerdo la boca hasta que sangra y me emborracho de tu mirada indiferente y a veces mezquina». Nunca se engañó sobre la esencia del amor, lo concebía como un sentimiento de apego al placer y, aunque el eclipse del sexo anunciaba el colapso de la ternura, nunca se sintió inclinada a los amores de paso.
Pasaron cientos de vernissages y miles de vasos, besos y susurros. Kiki, convencida de que Man Ray ya no la amaba, se fue con un periodista a Nueva York. Alguien le concertó una cita en los estudios de la Paramount. «Fui a hacer una prueba, pero antes de entrar quise retocarme el pelo. Al descubrir que me había dejado el peine, me puse como loca de rabia y, ¿qué iba a hacer sino volverme? Así se acabaron mis películas para la Paramount», escribió en sus memorias. Cuando volvió a casa, se reconcilió con Man Ray. En 1924 le hizo una de sus fotos más célebres, Le violon d’Ingres.
Todo el mundo en Montparnasse decía que era alegre, sensual y provocativa. Pero a menudo caía en una especie de tristeza al atardecer y cantaba baladas que la hacían llorar a mares. Le gustaba airear sus aventuras y con el primer café de la mañana podía confesar: «Hoy me han dado un buen revolcón». Vivía entre intelectuales, frecuentaba la casa de Breton, la de Gertrude Stein, la Galerie Surréaliste de la rue Jacques Callot, La Ruche, una colmena de artistas en la rue de Vaugirard, ámbitos espesos de espíritu creador, espacios en los que se discutía y se hablaba del azar, del sexo y del amor. A Kiki le irritaba el intelectualismo, les dijo a sus amigos: «Vosotros habláis mucho sobre el amor; pero no sabéis hacerlo». Participó en ocho películas, pintó muchos cuadros y algunos retratos de amistades. Su exposición de mayor resonancia fue la de marzo de 1927. Todo Montparnasse estuvo allí, los artistas, los crápulas, los anarquistas y la gente bien como Albert Sarrault, ministro de Interior. Esa noche cantó canciones indecentes ante una parroquia sin remilgos. Por su franqueza demasiado impertinente y sus poses tan desnudas como un caballo no podía ser una dama, de manera que la eligieron reina de Montparnasse en 1929 y una multitud la escoltó a La Coupole, en donde se celebró un banquete.
Tal vez se aburguesó un poco cuando se enamoró de un recaudador de impuestos que tocaba el acordeón. Se pasó a la rive droite, pero no dejó de ser Kiki: «Todo lo que necesito es una cebolla, un poco de pan y una botella de vino tinto, y eso siempre habrá alguien dispuesto a ofrecérmelo». Abrió un cabaré propio en la rue Vavin, pero Montparnasse empezó a languidecer y los años dorados se despeñaron en la crisis económica. En septiembre de 1939 la guerra dispersó a los montparnos por el mundo. Cuando volvió la paz, Kiki con los ojos sombreados, una maravillosa belleza marchita y la voz gangosa de tiempo y alcohol recorría los cafés del barrio cantando sus viejas canciones que ya nadie quería oír. Luego pasaba un platillo.
En la primavera de 1953 se desplomó en la rue Brea. Con su muerte se oyeron los últimos estertores de la vida bohemia en un barrio que fue el centro del mundo desde el Tratado de Versalles hasta la entrada de la Wehrmacht en París. En el prólogo que Hemingway escribió para las memorias de Kiki, Les souvenirs retrouvés, dejó este diagnóstico: «Kiki reinó en esta era de Montparnasse con mucha más fuerza de la que nunca fue capaz la reina Victoria a lo largo de toda su existencia».
(Texto de Gonzalo Ugidos "El Mundo")
Escuchar: Brigitte Fountaine-Tanka II
domingo, 18 de abril de 2010
Escritura Automática -15-
La ceniza era el hilo conductor del ambiente, el humo se impregnaba profundamente en la ropa. Una turbia sensación evidenciaba el fin.Suave como la caída de una pluma, cayendo en círculos pequeños, ondas acuáticas bajo el tiro de una piedra arrojada por un tierno niño huérfano.
Ambientes absurdos difuminaban mi pensamiento, Acordes rígidos deslumbraban mi frágil ser rotundo, busqué en el fondo del vaso y hallé una profunda y lejana absorvidad.
Conversaciones inconexas con gallinas de una granja sin nombre. Mis ojos se agrandaron ante la posibilidad de que en mi boca nacieran palabras
Escuchar: Bourbonese Qualk-Out Cry