domingo, 11 de julio de 2010

Escritura Automática -33-


Mi hermana solía decirme que no servía como galán. Ironizaba todas mis acciones, el cotidiano sentido del ridículo me proporcionó “tablas” para no hundirme tan a menudo.

Era verano, el verano de mis 40 años, solo y de vacaciones. Saboreaba el mar como un gran trago de tequila, sin prisa, disfrutando de mi nuevo orden mental, acababa de nacer y saboreé con pausa la placenta y el cordón umbilical como un plato de fideos.

Mi juventud quemada, mis ideales…ya no importan…mi actitud…decadente, mi libertad…reducida. Que mas da! Me quedé mirando el fuego de un reactor destinado al espacio exterior, típico documental tecnológico de discursos sorprendentes.

Asimilé las teorías, cogí mi Citroen “Tiburón” y conduje con los ojos cerrados sobre un mar de asfalto marcado por líneas blancas continuas, los labios marcados violentamente en mi cuello susurraban preciosismos delicados. Sonreía y mi Citroen me llevo a la plenitud , salida 45 de la autopista A7 , como un oleaje continuo iba y venía al mismo lugar.

Abrí el cerrojo de mi consciencia, y decidí de una vez, comprender lo que pasaba.Creo que, pese a estar solo, me sentía levemente realizado. Mis instantáneos placeres me mantenían vivo aún.




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2 comentarios:

  1. el cotidiano sentido del ridículo me proporcionó “tablas” para no hundirme tan a menudo.

    genial

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