miércoles, 7 de julio de 2010

Escritura Automática-32-

Los cristales rotos en el suelo, reflejaban el interior de tu falda corta. Era una fantástica visión abstracta de tu sensualidad sencilla. Andabas torpemente, en pequeños pasos, como un sonámbulo exquisito de mirada viva y embriagante.

Creo que me intimido fácilmente, eso si, tengo mis momentos de gloria, a menudo, en soledad, En intimidad le crucé la mirada y le hablé sin decir nada. Delicado y fulminante, le pedí una sonrisa.
Rápida como una fotografía, la respuesta fue una lengua arrogante, en forma de burla. Estaba cansado de actitudes pueriles con olor a piruleta de fresa…cerré los ojos dos segundos y le escupí en la cara. Ahora era yo quien le sacó la lengua.

Sin pensarlo, me levanté para decirle mi nuevo nombre. Dolores Placenteros, justo ayer pedí que me lo cambiaran en la comisaría. Puedes llamarme Lola, tú eres uno de ellos.

Clasificado como humano, me escondí envuelto en envoltorios de caramelo de eucaliptos. Era el encargado de registrar los silencios que todo el mundo desechaba. Esas pequeñas frecuencias reveladoras …. Cada gemido, cada respiración, podía ser una página de un libro de poemas. Breve, pausado, azul como el fondo de un mar o el cielo después de una tormenta.

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